“¿Jugaste tu primer partido de pádel este sábado? ¿Y qué tipo de pala de pádel utilizaste?” Tu contestación es una cara de absoluta ignorancia. Ni siquiera sabías que existiesen diferentes tipos. Y es normal, oye. Nadie sabe sobre estas pequeñas cosas cuando comienza a jugar al pádel. No obstante, y conforme vas avanzado en partidos, en técnica y en conocimientos, saber cuáles son estos tipos resulta fundamental. Porque cada uno de ellos puede aportarte prestaciones muy diferentes.
Y, dependiendo de tu tipo de juego o tu función dentro de la pareja de la que formas parte, puede que te resulte bastante más útil una que otra. Por eso vamos a darte un cursillo rápido sobre palas de pádel. Para que vayas habituándote a los conceptos básicos y, llegado el momento, las pruebes todas. Pero probarlas sabiendo por qué unas u otras te funcionan mejor o peor a ti. Queremos que pases al siguiente nivel de la padelmanía. Atento que no lo vamos a repetir dos veces.
Tipos de palas de pádel
Las palas de pádel pueden diferenciarse por varios criterios. Uno, por ejemplo, sería la goma que conforma todo el núcleo interior de las palas. Así podemos diferenciar entre las palas que utilizan la goma EVA y las palas que utilizan la goma FOAM. Las primeras tienen una magnífica relación entre el control del golpeo y la potencia que se le puede imprimir al mismo. Las palas de pádel con goma FOAM, por el contrario, son menos dudas, lo que proporciona mayor comodidad. Eso sí, también menor potencia.
Por otro lado, el otro gran criterio a la hora de diferenciar entre tipos de palas de pádel es la forma. Es en ese punto donde vamos a concentrarnos a partir de ahora. Partiendo esa característica, fácilmente identificable aún siendo un jugador amateur, encontramos tres tipos de palas de pádel: redondas, lágrimas y diamantes. Veamos un poquito de cada una de ellas.
Pala con forma redonda
Son, por decirlo de una manera resumida, las palas perfectas para los principiantes. ¿Por qué? Pues porque las palas de pádel redondas proporcionan a los jugadores un enorme control en el golpeo. En otras palabras: son muy buenas para ser precisos, para colocar la pelota en el lugar exacto que queremos.
Al principio, cuando empezamos a jugar, colocarla donde queremos no es tarea fácil. Pero al menos permite que la bola no salga disparada sin control alguno, fallando automáticamente los golpes. Por contra, tiene una gran desventaja: mucho menos potencia que el resto de palas de pádel (¿pádel o paddle?).
Pala con forma de diamante
En el otro extremo encontramos las palas de pádel de diamante. Son, sin ninguna duda, las que ofrecen mayor potencia y menor control. Están pensadas específicamente para jugadores muy ofensivos que acostumbran a el remate en la red. Las voleas con estas palas pueden resultar definitivas.
Su enorme potencia viene dada por el balance de la pala. Este se encuentra, en este caso, en la parte superior de la misma. Esta característica es, al mismo tiempo, la responsable de la pérdida de control. Así que cuidado con el saque de pádel o con golpes ajustados.
Para con forma de lagrima o pera
Y, por último, la pala de pádel lágrima. También conocida como pala de pádel pera o pala de pádel gota de agua. La llames como la llames, seguirá siendo lo que es: una pala equilibrada. De manera resumida, podríamos decir que es el punto medio entre las palas de pádel redondas y las palas de pádel de diamante.
Es decir, que tienen una relación muy buena entre control y potencia. Esta versatilidad, este equilibrio, es lo que hace que la mayoría de jugadores la prefieran. Algunos para siempre. Otros hasta que descubren que lo suyo es machacar en la red y se pasan al diamante.
Y tú, ¿qué tipo de pala de pádel utilizas?
Comentarios recientes